LAS METRÓPOLIS SUBTERRÁNEAS

Desde el momento en que la humanidad se vio obligada a refugiarse bajo tierra, escasas ciudades se mantenían a cielo abierto, siendo las ciudades polares las excepciones notables. Con la desaparición de la vegetación, la calidad del aire se deterioró y la disponibilidad de oxígeno se redujo drásticamente. Como respuesta a este desafío, surgieron cúpulas de cristal que albergaban invernaderos y laboratorios, proporcionando un entorno controlado.

La mayoría de las áreas habitables se encontraban en el subsuelo, conectadas por intrincados túneles que facilitaban el desplazamiento de los habitantes a través de un sistema de transporte avanzado: el hiperloop, un tren especial que utilizaba la levitación magnética para desplazarse eficientemente. Este ingenioso sistema conectaba de manera eficaz las distintas comunidades subterráneas, creando una red interconectada que facilitaba la movilidad y la colaboración entre los habitantes de estas ciudades subterráneas